Lo que la cerámica me ha enseñado

Lo que la cerámica me ha enseñado

Desde hace un tiempo ya, que me he dedicado al diseño en cerámica y las personas me comentan que mi trabajo ha de ser súper relajante, por estar en contacto con la pasta, como amasarla y hacer esculturas (aunque lo que hago es un poquito distinto). Sí, es relajante cuando lo haces como hobby y con un enfoque de distracción, sin embargo, cuando es trabajo el enfoque es completamente distinto y existe el factor del estrés de un trabajo diario; como lo menciona Austin Kleon en su libro Roba como un artista, en donde dice que si haces de tu pasatiempo tu trabajo de tiempo completo, entonces tienes que encontrar otro pasatiempo, porque es importante procrastinar de manera creativa. En mi caso, aunque ame mi trabajo, necesito un pasatiempo de desconexión, como dibujar, ya que cuando la mente está descansando, llegan las ideas en general. Mi trabajo, no es un trabajo cualquiera, ya que la cerámica me ha enseñado muchas cosas día con día y algunas de ellas, te las quiero compartir:

 

  1. Aprendí a respetar los procesos: Todo tiene su tiempo, lo que se forza se rompe. La cerámica es un material muy noble, siempre y cuando respete su proceso en cada etapa de su producción: desde que preparo la pasta hasta que saco las piezas del horno. En estos tiempos en donde la inmediatez es el pan de cada día, la cerámica me enseñó que cada tiempo es perfecto, me recordó el valor de la paciencia y a disfrutar cada etapa en el presente, sin exigir ese resultado inmediato el cual a veces me genera estrés (sigo trabajando en ello).

tequilero

 

  1. Aprendí la importancia del desapego y de aceptar que las cosas no siempre salen como quiero porque no está en mis manos, que incluso pueden salir mejor de lo que había planeado; solo es aceptar y reconocer las propiedades del material, que no siempre hay errores si no resultados que son un regalo; así se hicieron los grandes descubrimientos de la historia de la humanidad.

cafe espresso

 

  1. Aprendí a manejar mis emociones, ya que en la cerámica se reflejaba mi estado de ánimo: cuando estaba triste las piezas se colapsaban y cuando estaba enojada, se rompían con mayor facilidad al pulirlas.

taza de cafe

 

Y por último, me enseñó a juntar los pedacitos rotos y volver a crear con ellos, a reinventar, a juntar las piezas y transformarlas en algo hermoso.

taza de cafe

 

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